50 semeocurren son más que 49

Aunque no lo parezca, por mi habilidad con los números que se puede adivinar en el título de este post, entrada o simplemente… semeocurre, soy un tipo de letras, especialmente de la E, la Q y la R, les tengo un cariño especial que no espacial. Si fuera espacial, posiblemente sería interplanetario y eso está muy lejos… ahora mismo me da pereza coger el tranvía e irme a interplanetear por los planetas que se ven desde un observatorio. Lo he intentado a simple vista, pero como soy algo más complejo, las cosas simples se me quedan sencillas así que añado un par más y así las complejo un poco. Había pensado en acomplejarlas, pero eso denotaría en mí cierto poder de autoridad poderosa que no pretendo ni deseo obtener ni adquirir. Hay que lo tiene, según dice de forma innata, pero yo creo que es algo que se trabaja, se revisa, se mejora, se incrementa y si no se controla puede llegar a ser peligroso y nocivo a la vez. Hay un cursillo de CEAC que te enseña a mejorarlo, y hay otro que te enseña a comedirlo. Si no haces los cursillos en el orden adecuado puedes llegar a tener un gran problema, aparte de dos cursillos, claro. Las cosas suelen tener un orden, y yo pienso, luego existo, que si ese orden lo ha ordenado alguien será por que tiene cierto orden, pero si lo ha hecho para que parezca una orden la cosa ya cambia. Una orden que origine un orden puede llegar a ser una contrariedad ya que el orden es interesante si sale de forma voluntaria, espontánea o incluso porque a uno o a una le da la gana. Pero cuando viene determinado por una orden u ordenanza, que por supuesto es mucho más grande y agresiva, ese orden pierde toda voluntariedad y pasa a ser una situación incómoda, tanto como una silla de madera sin un cojincito que ayude a reposar las posaderas o el culo de forma que relaje la tensión de todo un día de trabajo. El otro día me senté en una silla de madera francamente incómoda, de esas que invitan a hacer visitas breves a los lugares que las poseen como mobiliario para visitas. De esas de… «toma, siéntate aquí»… que ya verás lo rápido que te levantas y te vas. Yo no tengo ninguna de esas, aunque también es cierto que pocas visitas tengo. Sí que tengo un sillòn para visitas cortas. Es un poco más cómodo que una silla de madera pero no tan cómodo como un sillón de orejas con masaje incorporado o un sofá con chaise longue, mira que suena pijo el nombrecito. Una vez tuve uno de esos, solo lo tuve durante un año, porque era un piso de paso, no dejé poso, pero puse mi peso en él. Era cómodo, sin lugar a dudas ya que solo había espacio para uno, y tantas dudas no cabían en el mismo espacio. Barajé varias opciones como el que baraja naipes pero sabe que está haciendo trampa, dejando siempre a mano las cartas que más le convienen. En esas opciones, había una que destacaba más que las demás, pero finalmente la descarté, robe otra carta y conseguí un póker. Aunque era de doses, fue suficiente para ganar a las dobles parejas que estaban conociéndose en el piso de enfrente. También era un piso de paso para ellas, así que lo tenían muy poco amueblado, apenas tres patas de una silla, dos cojines de un sillón, la puerta de la nevera y el dos estantes o lejas que no lijas, de una estantería de apenas 43 metros de largo por 45 m de alto por 56 de diagonal y 54 de la otra diagonal. Lo que vendría a ser una típica estantería atípica. Las dobles parejas me propusieron un trío en la escalera pero tras barajar la apuesta, también decidí descartarla. Puedo ser un tipo muy decidido cuando me lo propongo. Pero en otras ocasiones puede ser muy poco decidido si me propongo lo contrario a lo que me propuse la primera vez. Es todo una cuestión de proposiciones, sean decentes o indecentes. Sea de un modo, sea de otro o de la mezcla de ambos, si hay algo cierto en todo esto que estás leyendo, es que este texto es el número 50 de una aventura que empezó hace unos meses a raíz de una conversación con un alguien con el que conversé y que indirectamente y sin saberlo encendió en mí una curiosidad no percibida con anterioridad. Y poco a poco, que no es lento ni rápido si no simplemente al ritmo que marcan mis dedos al bailar sobre el teclado, sigo y sigo escribiendo sin saber hacia dónde irán estos semeocurren que se me ocurren cuando me pongo a escribirlos y no antes, y mucho menos… no después. Ya que si se me ocurrieran después de escribirlos posiblemente quisiera cambiar algún concepto que pervertiría, en mucho, el rumbo que me había marcado al empezar la primera línea.

En fin, que sigo y sigo, y algún día pararé, pero si sigo sin parar y quieres seguir siguiéndome… sigue, sigue, que yo seguiré para que me sigas siguiendo.

Muy buenas noches y que tengas un bonito fin de semana previo al inicio de la siguiente.

Edu

4 pensamientos en “50 semeocurren son más que 49

  1. … Y q cumplas muchos más !!!!
    PS. Si te tiras a la larga… cualquier sofá se convierte en un long.
    ( buenoooo, la q va a liar este consejo… en esa cabecita loca… Ups!!!)

¡Cómo! ¿Que quieres decirme algo? ¿Sí? Jo... pues no te cortes, no, que aquí puedes.